Como a fin de cuentas me relegó a la condición de objeto y delante de sus amistades me desconoce, debo hacerle recordar aquellas noches en las que le hice el amor contra su voluntad, entre sus blancas sábanas. Ah, qué grandes finales, no importan mis principios; no importa cómo me llame, que quede claro: ella es mi cielo, y yo, su objeto violador no identificado.
El coche fantasma
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Un clásico de las historias de fantasmas por la escritora británica Amelia
Edwards (1831-1892).
Hace 1 semana
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