domingo, 26 de agosto de 2007

infermán


Poco a poco, infermán emergió del charco de sangre, del lago de sangre que ya se empantanaba; se dirigió al baño, dejó el cuchillo en el lavabo y se dio una ducha tibia, relajante, y después, ya afuera, limpió toda la sangre que había derramado, pensando en que “qué bueno que los niños están con sus abuelos”.
Cuando llegó ella en compañía del otro, encontró a infermán sentado en el sillón negro, frente al televisor apagado. El hombre saludó tímidamente y ella abrió la boca como para decir “¡No puede ser posible!” pero no dijo nada.
—dejé el cuchillo en el baño —dijo infermán. “y, pasando a otra cosa ¿por qué no mejor me pides el divorcio y te dejas de tomar medidas tan drásticas” agregó mentalmente, mientras veía a la pareja y luego, cerrando los ojos, fingió dormir. Entonces ella murmuró —¡No puede ser posible! ¡Yo misma lo dejé ahí hace una hora!. El hombre la jaló hacia la cocina y ¡plaf! le dio una ¡plaf! dos bofetadas —¡Idiota! ¿Para esto me hiciste venir? Y después se dirigió a la salida, pero infermán, quien había oído todo —¿a dónde va usted, señor...? “Sancho, estúpido”, pensó el otro y quiso empujarlo, pero infermán —dejé el cuchillo en el baño y trapeé toda la sangre. ah, también me di un regaderazo “y me cambié la ropa” agregó (en su pensamiento). El hombre comprendió o creyó comprender lo que infermán le insinuó pero no creyó que alguien pudiera hacer eso y se quedara tan campante, así que sacó una pistola y sin darle tiempo a nada, ¡bang! disparó a la cabeza, ¡bang! al pecho, ¡bang! al estómago de infermán. Éste cayó y el otro, dirigiéndose a ella —¿Esto no podías hacer, estúpida?
—Vaya —dijo ella—, tal parece que fueras el del dinero. Recuerda que yo soy la viuda.
—Gracias a —dijo él—, y ahora vas a tener que limpiar esa sangre— y señaló hacia el lugar donde infermán estaba tirado, pero ella dijo que no, que ya que él lo había matado, era a él a quien correspondía hacer el trabajo completo, pero el hombre se enfureció y esta vez, sin que nadie pudiera impedírselo, salió a la calle dando un portazo.
—Cuando vuelva quiero ver todo esto limpio ¿me oíste? —le gritó ella a infermán, y luego salió también, indignada.

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